jueves, noviembre 04, 2004

Fragmento

Este fragmento aparece en Cuentos de Eva Luna, de Isabel Allende.

Tú piensas en palabras, para ti el lenguaje es un hilo inagotable que tejes
como si la vida se hiciera al contarla. Yo pienso en imágnes congeladas en
una fotografía. Sin embargo, ésta no está impresa en una placa, parece
dibujada a plumilla, es un recuerdo minucioso y perfecto, de volúmenes
suaves y colores cálidos, renacentista, como una intención captada sobre un
papel granulado o una tela. Es un momento profético, es toda nuestra existencia, todo lo vivido y lo por vivir, todas las épocas simultáneas, sin principio ni fin. Desde
cierta distancia yo miro ese dibujo donde también estoy yo. Soy espectador y
protagonista. Estoy en la penumbra, velado por la bruma de un cortinaje
traslúcido. Sé que soy yo, pero yo soy también este que observa desde afuera.
Conozco lo que siente el hombre pintado sobre esa cama revuelta, en una
habitación de vigas oscuras y techos de catedral, donde la escena aparece como
el fragmento de una cermonia antigua. En el cuadro la pareja descansa después de
hacer el amor, la piel de ambos brilla húmeda. El hombre tiene los ojos
cerrados, una mano sobre su pecho y la otra sobre el muslo de ella, en íntima
complicidad. Para mí esa visión es recurrente e inmutable, nada cambia, siempre
es la misma sonrisa plácida del hombre, la misma languidez de la mujer, los
mismos pliegues de las sábanas y rincones sombríos del cuarto...
Cada vez que pienso en tí, así te veo, así nos veo, detenidos para siempre
en este lienzo, invulnerables al deterioro de la mala memoria. Puedo recrearme
largamente en esta escena, hasta sentir que entro en el espacio del cuadro y ya
no soy el que observa, sino el hombre que yace junto a esa mujer. Entonces se
rompe la simétrica quietud de la pintura y escucho nuestras voces muy cercanas.


- Cuéntame un cuento- te digo.
- ¿Cómo lo quieres?
- Cuéntame un cuento que no le hayas contado a nadie.

Rolf Carlé