Almacenamiento de agua

El almacenamiento del agua en los embalses reduce por sedimentación natural los sólidos en suspensión, que pueden ser muy elevados en los ríos en épocas de crecidas.
Los embalses de Andalucía y en la mayor parte de España se comportan como monomícticos calientes. El agua tiene unas especiales características físicas, y el clima genera en los lagos y embalses un fenómeno de estratificación. Durante el estío, encontramos una estructura estratificada, distribuyéndose el agua en tres capas.

La capa superior o epilimnión, de un espesor considerable tiene una temperatura elevada y casi constante. En esta zona la concentración de oxígeno alcanza la saturación y procede de la atmósfera por difusión y de la fotosíntesis realizada por las algas.

La zona intermedia o metalimnión, tiene un espesor muy estrecho, de solo uno, dos o tres metros. La temperatura disminuye rápimente en esta zona, existiendo un gradiente de temperatura conocido como termoclina. Esta variación de temperatura supone también un gradiente fuerte de densidades. La concentración de oxígeno en disolución desciende igualmente hasta casi anularse.

El hipolimnión, situado debajo, tiene un espesor considerable, y una temperatura baja, que en ocasiones llega a 4ºC. En esta zona se da anoxia, se produce la descomposición de la materia orgánica en condiciones anaeróbicas, generándose nitritos, amoníaco, sulfuros, etc. El medio es reductor, lo que permite la disolución de algunos metales en estado de oxidación bajo, principalmente sales ferrosas y manganosas. Estas características del agua condicionan seriamente el tratamiento posterior.